Su experiencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su tiempo estudiando en UPAZ, le dieron a Daniel Valverde el ímpetu y el espacio para lograr transformar su historia personal en la herramienta para generar impacto y ayudar a una causa común.
Sus primeros pasos en el campo del Derecho fueron en un bufete en materia laboral, específicamente en temas de discriminación en el empleo, pero fue en realidad una pasantía en la CIDH donde comienza esta historia.
Él recuerda esta experiencia profesional como el apoyo clave para el proceso personal que atravesaba, y al mismo tiempo como el impulso para aplicar a la maestría en Derecho Internacional en la UPAZ, de la que se graduó en junio del 2017. “Aceptar que uno tiene una sexualidad diversa es un proceso complejo, me ayudó mucho la pasantía en la CIDH previo a UPAZ,” explica Daniel.
Al llegar a UPAZ, se encontró con un ambiente multicultural y multiétnico que le permitió abrirse y desde ahí también ayudar a otros: “No sentí la necesidad de ocultar mi orientación sexual en la U, y además logré poner mi granito de arena en estudiantes asiáticos dónde la diversidad sexual sigue siendo un tema tabú.”
Gracias a la interacción con sus compañeros provenientes de todos los rincones del mundo, Daniel se dio cuenta que existían muchos otros seres humanos que también eran discriminados, pero que aquí las cosas eran diferentes: era válido equivocarse, tener una posición distinta, ser diferente y no ser juzgado.
Dar un paso al frente.
Supo sobre la opinión consultiva (OC-24) a la CorteIDH sobre Identidad de género, e igualdad y no discriminación a parejas del mismo sexo, en su trayecto de regreso a casa después de un día de clases en la Universidad. Lala, amiga y compañera de UPAZ, lo incentivó a participar. “Me sentí empoderado por el apoyo de mi compañera y por la experiencia multicultural de la UPAZ.” Hizo un escrito que revisó con la ayuda de su profesora María Pía Carazo, y al día siguiente lo envió a la Corte. Fue notificado que podía participar en la audiencia pública y a partir de aquí, comenzó el camino de preparación de la mano de su pareja, Rodrigo y por supuesto, de Lala.
Daniel participó en la opinión consultiva como miembro de la sociedad civil, junto con 90 participantes más. Tuvo 7 minutos para exponer un testimonio que decidió hacer personal al compartir su historia con el mundo, todo lo vivido junto a Rodrigo. Entendió que esta audiencia no era como las otras en las que había participado y que esta vez, era desde lo personal como podía lograr un mayor impacto.
Asegura que fue una gran oportunidad para poner en práctica todo lo aprendido en su año de maestría y tiene certeza de la importancia que tiene dar un paso al frente y tomar acción: “Uno no debe tener miedo a formar parte de los procesos, no importa desde dónde este, uno siempre puede tener un impacto positivo”.
El 9 de enero del 2018, la CorteIDH hizo pública la resolución final sobre la opinión consultiva. Al leer el documento, Daniel pudo reconocer algunos fragmentos de su testimonio y no pudo evitar sentirse orgulloso y satisfecho de haber aportado junto con muchos otros en este proceso. Su futuro junto a Rodrigo es ahora distinto. Hoy Daniel forma parte de la historia de su país y ha ayudado a cambiar el destino de las poblaciones sexualmente diversas de la región.